James Bond, además de un espía secreto al servicio de Su Majestad, es un icono, un estilo y una forma de entender la vida.La simple mención de su nombre nos parece el colmo de la sofisticación, especialmente en lo que se refiere al mundo del automóvil.Durante mucho tiempo 007 ha sido fiel a la escudería Aston Martin, aunque, a punto de cumplir los cincuenta años en el cine, también ha tenido tiempo de probar otros muchos modelos, a cada cual más particular.
ASTON MARTIN. No hay duda de que los verdaderos coches de Bond son los Aston Martin, como el Vanquish de “Muere otro día”(2002) o el DBS con desfibrilador en la guantera de “Casino Royale” (2006), el mismo que dio siete vueltas de campana. No obstante, el modelo más mítico, el primer Aston que apareció en pantalla, fue el DB5, que debutó en “Bond contra Goldfinger” (1964) con Sean Connery a los mandos. Posiblemente ha sido la película que más ha contribuido a reforzar la imagen de una marca automovilística en toda la historia. Por eso en “Skyfall” le hacen un guiño volviendo a aparecer este clásico a manos de Daniel Craig.
BMW. El actor Pierce Brosnan fue un gran Bond en cuatro películas, y también será recordado por atreverse a cambiar el Aston por un BMW. Era tal el entusiasmo de la marca alemana que, en “Goldeneye” (1995), pudimos ver el nuevo BMW Z3 antes de ponerse a la venta. Hay que reconocer el elegante y potente Z8 era perfecto para el papel en el “Mundo nunca es suficiente” (1999), pero al final volvió a conducir un Aston Vanquish en “Muere otro día” (2002) la última película con Brosnan de protagonista.
LOTUS ESPRIT. El encargado de conducir el primer coche submarino de la historia fueRoger Moore. En “La espía que me amó” (1977) pudimos verle llegando a la playa desde las profundidades con su Lotus Esprit. Cuenta la leyenda que el relaciones públicas de Lotus,Don McLaughlan, aparcó el primer Esprit disponible frente a las oficinas de los productores de las películas. Ken Adam, el diseñador de producción, se quedó enganchado y lo preparó a conciencia para dar el salto a la gran pantalla.
FORD MUSTANG. Los gigantescos y poderosos coches americanos no estaban a la altura para estar al servicio de Su Majestad. Aunque si estamos en Las Vegas y se trata del coche de la heroína podemos hacer una excepción. Durante una trepidante persecución, Sean Connery fue capaz de poner su Ford Mustang Mach 1 a dos ruedas en “Diamantes para la eternidad” (1971). Para la película se construyeron ocho modelos, de los cuales sólo se conservan dos, y están en manos de particulares.
CITROËN 2CV. Un buen espía debe saber resolver cualquier situación por complicada que sea. Eso es lo que hizo Roger Moore en “Sólo para tus ojos” (1981), solventando una peculiar persecución con un simpático y llamativo Citroën 2CV amarillo. Para escapar de los malvados Peugeot 504, el coche fue potenciado con el motor del GS. Fue tal el éxito de su pequeño cameo que Citroën puso a la venta una edición especial “James Bond” con el número “007” en las puertas delanteras y agujeros de bala falsos.
Por Daniel Íñigo